A lo largo del periodo de escolarización, además del aprendizaje propio del aula, los niños deberán hacer frente a importantes cambios que afectarán a sus relaciones sociales y a la formación de amistades, estos cambios suponen un reto en el que los escolares deberán afrontar los diferentes desafíos con mayor independencia que durante la infancia temprana en la que los padres y cuidadores estructuran la mayor parte de las actividades diarias. En el ambiente escolar se desarrollan actividades de grupo que precisan una mayor destreza para desenvolverse en el entorno social y, por otro lado, se espera el dominio de habilidades que implican autonomía dentro del aula. Sin duda, algunos de nuestros alumnos van a necesitar apoyo frecuente para gestionar adecuadamente las situaciones con las que se van a encontrar en su entorno escolar.
Atender con eficiencia a un alumnado heterogéneo supone un importante desafío para la comunidad educativa que requiere de una dotación de recursos y estrategias adecuados con los que poder ofrecer una respuesta pedagógica adaptada y al mismo tiempo un nivel óptimo de intervención. Cada alumno tiene unas necesidades educativas individuales que requieren ser atendidas para que pueda tener acceso a conocimientos, habilidades, sociabilidad, autonomía, etc., propios del grupo social en el que ha de integrarse. En la categoría de escolares con necesidades educativas especiales se encuentra el colectivo de alumnos con Trastorno del Espectro Autista (TEA), con peculiaridades que es preciso conocer y tener en cuenta para llevar a cabo una intervención acertada y eficiente.
Puesto que en la escuela se desarrolla una parte importante de la vida de los niños; para favorecer la evolución personal y social del alumnado es preciso que la intervención psicoeducativa ofrezca respuestas a las necesidades individuales aportando el apoyo necesario en la instrucción académica y favoreciendo, también, la integración en su grupo de iguales. Para cumplir con éxito este propósito se requiere que el colegio cuente con los recursos necesarios, el ambiente se organice de modo conveniente, su profesorado tenga la formación apropiada, el equipo docente trabaje en colaboración, se establezca una buena relación de la escuela con la familia y, sobre todo, que el niño sea considerado como núcleo primordial de la enseñanza.
En resumen, la atención educativa a las necesidades específicas de los escolares con TEA requiere una individualización de los procesos de enseñanza-aprendizaje, teniendo en cuenta no solo la adaptación del currículo sino también la valoración y adecuación del contexto, procurando un proceso flexible y eficiente que facilite la adaptación del alumnado.
El propósito de esta guía es aportar un instrumento útil y sencillo que permita conocer las características de los niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista y proporcione estrategias aplicadas al entorno educativo que contribuyan a su desarrollo favoreciendo su integración.
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